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Programa educativo del Museu de Lleida 2023 - 2024

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Localizado en el Hermitage de San Petersburgo un copón que había sido propiedad del conde Pere II de Urgell

El hallazgo lo han realizado los doctores Alberto Velasco, conservador del Museu de Lleida, y Francesc Fité, profesor titular de Historia del Arte Antiguo y Medieval de la Universitat de Lleida, y se dará a conocer esta tarde en Barcelona en el marco de la conferencia “El conde Pere II de Urgell (1348-1408) y las artes”, dentro del ciclo de conferencias ‘Los Trastámara en la Corona de Aragón y su tiempo’, organizado por los Amics de l’Art Romànic. El copón está expuesto estos días en el Hermitage de Amsterdam, donde forma parte de la exposición Spanish Masters from the Hermitage. The World of El Greco, Ribera, Zurbarán, Velázquez, Murillo & Goya.

Se trata de una pieza de orfebrería de una calidad excepcional, realizada en algún obrador de Barcelona, ya que presenta el característico punzón de la ciudad, y se encuentra en un fantástico estado de conservación. Hace 52 cm. de altura y es de plata sobredorada. El copón es una pieza inédita en la bibliografía catalana e hispana. Solamente algunas publicaciones en Rusia han hablado de ella, pero nunca asociándola a los condes de Urgell.

Según la documentación del objeto, parece ser que el año 1901 la pieza se encontraba en Londres, en la colección de T.D. Gibson Carmichael. En 1905, el anticuario Seligmann la vendió al Museo de la Escuela Stieglitz de Dibujo Técnico de San Petersburgo. Y en 1925 fue transferida al Hermitage. Su uso religioso indica que posiblemente procedía de alguna parroquia catalana, a la cual la debieron donar los condes de Urgell.

El copón está estructurado en tres partes: la base, un eje y un receptáculo eucarístico hexagonal. En la base, decorada con esmaltes translúcidos, es donde está el escudo del condado de Urgell, y la doble heráldica del conde Pere. Los condes de Urgell hacían reproducir sus escudos de armas en los objetos que adquirían o intercambiaban y de esta manera, quedaban para siempre ligados a su persona. Así fue en el copón ahora descubierto en el Hermitage, el cual ha podido ser identificado, precisamente, gracias a la heráldica de la base.

La tipología del objeto corresponde a la habitual de los copones catalanes de los siglos XIV-XV, típica de los obradores barceloneses, con los característicos dos brazos serpenteantes que surgen del eje central y rematados con dos ángeles. La cronología de otros copones con los que se puede comparar este coincide con los años del condado de Pere II. El copón localizado en el Hermitage tiene paralelismos por lo que respecta a tipología y rasgos estilísticos con uno conservado en la Seu de Tortosa hasta 1936; otro conservado hasta ese mismo año en la parroquia de Cubells; uno conservado en el Museu Diocesà d’Urgell, procedente de la Catedral de la Seu d’Urgell (que ha sufrido algunas modificaciones); y con un reliquiario del Museo del Louvre, de la antigua colección Rothschild.

Este copón es, junto con un portapaz procedente del monasterio de Sijena, el único testimonio del importante conjunto de objetos preciosos que fueron propiedad de Pere II y Margarida de Montferrato o que regalaron a diferentes parroquias.

 

El conde Pere II de Urgell

El conde Pere II de Urgell fue un personaje con una sólida cultura, sensible, refinado y con fuertes inclinaciones hacia el lujo, la vanidad y la ostentación. Em resumen, un personaje fascinante, aún poco conocido, pero que debe incluirse entre los grandes promotores artísticos catalanes de la Baja Edad Media.

Pere regió los destinos del condado de Urgell desde 1348 hasta el año de su muerte, en 1408. Nieto de Alfons el Benigne y sobrino de Pere el Cerimoniós, fue educado en la corte real. Su exquisito gusto, reafirmado por su matrimonio con Margarida de Montferrato, mujer de una sólida cultura, y unido a su gran poder económico, le permitió vivir una vida rodeada de lujo y adquirir objetos artísticos de gran calidad. Él fue el encargado de escribir el capítulo más importante y exitoso de la historia artística de esta familia.

El conde Pere fue un amante de las joyas ejecutadas con materiales nobles como el oro y la plata. Uno de estos objetos fue el portapaz-reliquiario (del que se ha hablado antes), que regaló al monasterio de Sijena, donde había profesado su hija Isabel. Este portapaz había alojado un fragmento de la túnica de Cristo.

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